sábado, 29 de agosto de 2015

Los ricos

Hasta que tuve unos 20 años, solíamos pasar las Navidades con nuestra familia rica. Ellos siempre han tenido casas grandes y espaciosas, con mesas de comedor aptas para acomodar a un montón de personas, aparte de los familiares, pues siempre les ha complacido tener invitados, yo no sé si en un gesto de generosidad o de ricos.

Mi padre nunca quiso implicarse demasiado en los negocios de mi familia rica, que empezaron tan de la nada como él, no sé exactamente el porqué, así que nosotros nos quedamos en clase media. Ellos son la demostración palpable de cómo gente corriente y si me apuran hasta cerril, sin demasiados conocimientos, pero lista para el dinero y sobre todo ambiciosa, puede llegar muy lejos, o podía, sobre todo hace unas cuantas décadas.

Aunque nunca me llevé demasiado bien con mi padre, nunca olvidaré sus modales de gentleman. De mi madre, aún admiro su capacidad para sobreponerse a las desgracias, la última de ellas ver cómo sus hijos se distancian entre sí hasta convertirse en extraños. Y también admiro su sentido del humor. Hace pocos días hablábamos por teléfono acerca del orden, como distribuir el espacio cuando hay poco y yo le decía: "No quiero acumular trastos porque el día que me vaya de esta casa quiero llevarme la maleta y poco más". A lo que ella me contestó riendo: "Bueno, yo tengo una ventaja, y es que el día que deje esta casa no voy a necesitar maleta".

miércoles, 26 de agosto de 2015

Sexualidad en Navidad

La Dra. Poyatos es Master en Sexología por la Universidad de Cincinnati, ha sido colaboradora de Shere Hire y la Dra. Ochoa y se ha prestado a contestar amablemente unas preguntas sobre la sexualidad en Navidad.


P: Dra. Poyatos, hablando en plata, ¿se folla más o menos en Navidad?.


R: Bueno, depende sobre todo del segmento de edad del que estemos hablando. Los adolescentes comienzan cada vez más pronto su vida sexual, es tiempo de vacaciones y sin duda lo aprovechan más. Para las parejas en edad adulta, la Navidad conlleva cierto estrés, consumo de bebidas alcohólicas y esto no favorece precisamente unas relaciones sexuales sanas y armónicas.


P: En tal caso, ¿qué sugiere usted por estas fechas?.


R: A los jóvenes, mucha precaución, y a las parejas adultas, les deseo mucha suerte. La ruptura de la monotonía diaría, ya sea la Navidad como cualquier tipo de fiestas o vacaciones, en muchos casos supone una prueba de fuego para muchas parejas, ya que se ven obligadas a convivir, a dialogar y a hacer concesiones como nunca lo han hecho durante el resto del año, y muchos no resisten esta prueba de fuego.


P: Y respecto a las personas sin pareja, ¿es está una buena época para ligar?


R: Es buena época para salir y divertirse, como todas las fiestas, pero que no esperen encontrar el amor de sus vidas.

miércoles, 24 de junio de 2015

El misterio termina como siempre

Decidimos enviar un mensaje de prueba, a ver como reaccionaba él. Su respuesta iba a ser definitiva, si se pasaba un pelo. Se acabó.
Sus mensajes eran tiernos, muy pensados, graciosos pero sin ninguna pretensión aparente.
Pasaron varios días, con una media de 30 mensajes diarios. Nos íbamos conociendo, llamadas, su voz era cálida.
Al final, como esperaba, me invitó a tomar algo. Quedamos en la plaza de Callao. Sólo como amigos, me repetía.
Tardé menos de tres horas en llevarlo a casa.
Tomaremos la última en mi casa, dije.
Pierden toda dignidad, todo romanticismo, ante la mínima posibilidad de follarse a una tía, cualquiera, y si además está buena, su cara resulta patética. No me importaba.
Estuvo a punto de decir que no venía, cuando le dije que si íbamos sería la última vez que me veía.
¿Por qué? Preguntaba, - porque no quiero a alguien que no me respete a mi lado. No lo entendió, siguió andando junto a mi, siguiéndome, en su nube desinhibidora llena de alcohol.
Llegó a casa en su nube, probablemente imaginándome desnuda, imaginando como íbamos a hacerlo, imaginando mi cama, mi cuerpo desnudo sudando, porque él, él que estaría dando lo mejor de si mismo, quería oírme gritar de placer.
Grité, sollocé y sucumbí de placer. Estaba detrás de mí, y sentía las gotas de sudor frías cayendo sobre mi espalda, sus manos resbaladizas me cogían por la cintura, golpeando nuestros cuerpos. La cama estaba deshecha, las sabanas por el suelo, la ropa por toda la habitación, terminamos sin aliento. Hacía calor, ahora sólo quería dormir abrazada a él, pero no era a él a quien quería abrazar, no a ese tipo de persona, quería abrazar el respeto por un ser amado, y él era lo más lejano al amor. Me sentí sucia después de utilizarle, debía desaparecer.
Ahora te tienes que ir, ya lo sabes. Me miró incrédulo. No pretenderás que siga creyendo en todas tus promesas, amigo, esto es lo que buscabas y lo has tenido, ahora vete. Se levantó. Y se fue. Sus llamadas durante meses, me recordaban lo penoso que fue verle obedecer sin la más mínima dignidad mis órdenes.